Puebla sin anuncios

En este espacio propongo algo sencillo: quitar todos los anuncios, toda la publicidad de las calles de Puebla.

Alrededor de esta propuesta hay una idea de ciudad, de lo que quisiera que fuera esta ciudad en la que nací y vivo. Estoy recabando textos, ideas e imágenes para pensar con otros la ciudad. Lo que debiera ser una ciudad. Lo que queremos que sea Puebla y lo que no queremos para ella.

Hay mucho qué decir, anímate: decirlo ya es hacerlo real.


Escribe tus comentarios directamente en cada texto del blog.

Si tienes un texto que quisieras publicar en el blog mándamelo y lo subo de inmediato. Sólo que de plano a mi juicio no venga al caso no lo subiré. De otra manera aquí lo verás, digas lo que digas.



Si quieres comunicarte directamente conmigo mi dirección de correo es escalera@profetica.com.mx


José Luis Escalera



miércoles, 21 de noviembre de 2007

Más de Berger

El propósito de la publicidad es que el espectador se sienta marginalmente insatisfecho con su modo de vida presente. No con el modo de vida de la sociedad sino con el suyo dentro de esa sociedad. La publicidad le sugiere que, si compra lo que se le ofrece, su vida mejorará. Le ofrece una alternativa mejorada a lo que ya es. La publicidad está dirigida a los que constituyen el mercado, el espectador- comprador que es también el consumidor -productor del que se extrae un doble beneficio: primero como obrero, y después como comprador.
Los únicos lugares relativamente libres de la publicidad son los barrios de los muy ricos; su dinero ha de seguir siendo suyo.



John Berger, Modos de ver, Editorial Gustavo Gili, Barcelona

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Gusto

"Es cuestión de gusto", me dijo Gianni. Platicábamos de los anuncios en las calles, y sentí pereza al sospechar que entraba de nuevo al laberinto de las subjetividades: "a mí me gustan, pero respeto que a tí no" o algo por el estilo.

Yo no estaba entendiendo nada. Hasta que escuché a Gianni otra vez: "Es cuestión de gusto, y el gusto se mama y se educa"

Gianni, que creció con Bernini como yo crecí con Chucho Corro, sabe de lo que habla y también sabe que los anuncios son horribles.

"No es bello lo que me gusta, es bello lo que es bello" es mi traducción de un refrán romano que repite varias veces durante la plática.

Dice la RAE del gusto: "facultad de sentir o apreciar lo bello o lo feo".

Ahí está. Chucho Corro nos atrofió el gusto.

¿O fueron los murales de Rivera?

¿Las fotos de Raúl Gil?

La pregunta está abierta, el bloguero y algún improbable lector esperamos tus respuestas.