El propósito de la publicidad es que el espectador se sienta marginalmente insatisfecho con su modo de vida presente. No con el modo de vida de la sociedad sino con el suyo dentro de esa sociedad. La publicidad le sugiere que, si compra lo que se le ofrece, su vida mejorará. Le ofrece una alternativa mejorada a lo que ya es. La publicidad está dirigida a los que constituyen el mercado, el espectador- comprador que es también el consumidor -productor del que se extrae un doble beneficio: primero como obrero, y después como comprador.
Los únicos lugares relativamente libres de la publicidad son los barrios de los muy ricos; su dinero ha de seguir siendo suyo.
John Berger, Modos de ver, Editorial Gustavo Gili, Barcelona
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