"Les parecía ahora que, antaño, habían tenido al menos el frenesí de tener. Esta exigencia, a menudo, les había servido de existencia. Se habían sentido abocados hacia adelante, impacientes, devorados de deseos.
¿Y luego? ¿Qué habían hecho? ¿Qué había pasado?
Algo parecido a una tragedia tranquila, muy suave, se instalaba en el corazón de su vida apagada. Andaban perdidos entre los escombros de un sueño muy viejo, entre restos sin forma.
No quedaba nada. Llegaban al fin de todo, al término de aquella trayectoria ambigua que había sido su vida, al término de aquella búsqueda indecisa que no los había llevado a ninguna parte, que no les había enseñado nada"
Georges Perec, Las cosas
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