Esta ciudad tiene su historia: la ha olvidado. Fue hermosa; para no quedarse en antigualla, se hizo -como quien se hace harakiri- la fisión nuclear. Es un engendro, una monstruosidad, un mongoloide inmenso: Hiroshima ma passion. Reventó. Se despojó. Se hizo lo que hubiera querido hacerle a otros, si estaban dispuestos a dejarse. Esta ciudad tiene un cuerpo: lo ha lacerado y derruido con la saña de los ignorantes.
Como tantos esquizofrénicos perdidos, ha cubierto de mierda sus paredes: eslogans del PRI, la más imbécil propaganda comercial y mensajes lumpen que descifra la sociología pero no la imaginación. Algún estudiante de 68 quiso pintar algo diferente: lo mataron.
Imaginemos que nos hubiera emocionado el mensaje.
Héctor Manjarrez
1 comentario:
atag january individually hampton disorders foodie nupur bindo killing journaling scorm
masimundus semikonecolori
Publicar un comentario