Si bien el problema de la publicidad exterior es algo que padecemos todo el año, en tiempos de campañas electorales el padecimiento se vuelve insufrible. Para colmo, nuevas formas de contaminar la ciudad son inventadas en aras de la "la comunicación social" y la "posibilidad de elegir", eufemismos con los que pretenden que nos traguemos las supuestas bondades de la publicidad y la propaganda.
La novedad de esta temporada la aporta el siempre creativo Antonio Grajales con éstos anuncios rodantes con los que amenaza "invadir" la ciudad. Aparte de contaminar visualmente, aportan más coches, más esmog, más tráfico, más contaminación del aire, más ruido, más enajenación.
Es obligado señalar la afortunada "coincidencia" del arranque de esta nueva plaga con las campañas electorales.
Hoy por ti mañana por mí.
1 comentario:
Además destruyen una de las pocas colonias caminables de esta ciudad. "No tienen llenadero", como dijo la abuelita de no sé quién. Me imagino esas sabrosas reuniones en La Conjura, o algún restaurante de ese tipo, donde un político y un empresario creen que cierran un buen trato, creen que hacen un buen negocio, incluso quizá hasta crean que actúan correctamente. Después el empresario llama a su sobrina que estudió diseño y le encarga que diseñe unos camiones con fotos gigantescas. Y después alguien ve en la calle estas imágenes y resuelve: voy a votar por este señor, o por esta señora. Y después alguno gana las elecciones y se vuelve alcalde y piensa que en verdad la voluntad popular lo puso ahí, sin reparar en que alguien votó por él sólo porque el viejito de bigotes parece Gepetto y por lo tanto no puede ser de plano un criminal, o porque la señora de pelo castaño tiene unos labios bien ricos. Yeah.
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