En el trébol que entronca el periférico con la autopista México-Puebla existe un jardín con pasto y árboles a punto de sufrir un atentado monumental: la colocación de un enorme anuncio espectacular con tres caras. Cómo será de obvia la violación a la ley que no lo han colocado a pesar de haber construido la cimentación y la gigantesca estructura para sostenerlo. Lleva varios meses ahí parado.
Señor presidente municipal de Coronango: no permita que instalen este anuncio, por favor.
¿Por qué nuestros queridos empresarios y sus amigos los políticos no se conforman con la belleza de lo simple?
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3 comentarios:
orale. ta bueno eso de puebla sin anuncios, ami tambien me disgustan un poco. estudio comunicación en la buap. mi proyecto de tesis tiene que ver un poco con esto.. es una propuesta de intervención de espacios públicos, por medio de arte urbano y con mensajes de anti publicidad o algo así.. creo que si hay espacios para la publidad en la calle, debería haber espacios para el arte no??.. me gustaría platicar con usted, quizá me pueda orientar en algunas cosas.. estamos en contacto. le mandaré un mail. paz y bendiciones. gaby
Ojo, el principio de colocar enormes "piezas de arte" en lugar de enormes anuncios publicitarios es el mismo: ocultar la ciudad, llenarla de manchas que no son el cielo o los edificios o los árboles sino otra cosa. Ahora, quién hará la selección o "curaduría" de las "piezas afortunadas" de estar en el lugar de un anuncio espectacular que antes era, por decir algo, del palacio de hierro? pondrán un bodegón, una pieza de arte conceptual al estilo Lorena Wolffer? Yo creo que la mejor pieza de arte, sería quitar los anuncios, de plano, ese sería el mejor acto perfórmico... y poner en su lugar, por lo menos, jardines y árboles bien cuidados.
Voto por el anónimo: no poner ni anuncios ni arte ni artesanía: hacer parques y jardines, y ya. Muchos, decentes, agradables, distintos entre sí (con muchos árboles, con pocos, grandes terrenos de pasto, etc.), iluminados, abiertos. No tres árboles para llenar un huequito que quedó entre dos edificios, ni un parquecito horrendo para regalar a "los que menos tienen" y al que los funcionarios o empresarios no irían nunca jamás: buenos parques y jardines para todos.
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